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Piñera se da vueltas como un camaleón y ese rol le viene como anillo al dedo.
Es experto en oasis y sabe ponerle color a la sombría actualidad que vive el país, y después de cerrar los ojos a las violaciones de los derechos humanos de muchas familias chilenas tiene el descaro de llamar al diálogo con su mejor sonrisa.
Así es la estrategia política actual del gobierno, ahora ya no existe estallido social sólo pandemia social.
Lo repite una y otra vez en la TV del país a sus pies. Piñera no necesita los matinales.
¿Dónde están los líderes alternativos? ¿Dónde están los políticos progresistas de Chile que no se les escucha ni respirar?
¿Dónde está la voz de los líderes que no le creen a Piñera y a su gobierno?
Quizás este oportunismo político de Piñera le servirá para subir en la encuesta Cadem y quizás hasta le alcance para pasar de nuevo la película “Borrón y cuenta nueva”.
Paralelamente la élite que él representa desde La Moneda se prepara y se protege proponiendo un proyecto de ley que busca blindar a los responsables políticos de las violaciones de los derechos humanos, cometidos por los cuerpos armados del Estado durante los meses del estallido social, frente a iniciativas ingresadas en la Corte Penal Internacional.
¿Cómo votará la oposición parlamentaria al gobierno de Piñera a propósito de ese proyecto de ley?